Sinceramente...
Se supone que durante estos días, durante estos momentos, tendría que ser capaz de preocuparme por el estado del Estado y por como los que "mandan" y los que "mandaron y quieren mandar" nos están llevando por la mismisima calle de la amargura...
En cambio, en un acto de hipocresia sin precedentes, me preocupa más la calle que la sensación de angustia que tengo al oir como unos y otros se tiran a la cara el terrorismo a modo de praxis política y moral. Que si yo respeto más y tengo más razón, que si mi lazo es tan azul que el mismo cielo tiene envidia al ver lo bien que se prende sobre mi solapa, a juego con el color de las lágrimas que vierto por la pena que me da la pobre víctima que sólo yo defiendo/tú atacas (elegir en función del color político).
Me preocupa la calle porque sobre ella el próximo sábado miles de ciudadanos van a poner sus pies, me preocupan las baldosas y el mobiliario urbano pues ante ellos se paseará una mayoría razonable y una minoría que aún no razona, que sólo vive del recuerdo que tiene de aquellos días en los que hacer callar era tan legal como una manifestación ciudadana.
Los políticos me dan igual, sinceramente, sus decisiones inflaman un fuego que ya no estaba y que muestra sus últimos rescoldos.
Espero que durante la manifestación todo quede en las pancartas, en la memoria húmeda de los que ven el terrorismo como una excusa para hacer política a su ilustre manera... sinceramente, sólo me preocupa que todo quede ahí.

Etiquetas: Política, Terrorismo
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