El Xilófono

Fiesta nacional... celebremos el recuerdo de los que se fueron con disfraces varios y fiestas ambientadas con ruido de cadenas que se arrastran y aliño de gritos terroríficos en lata.

Disfracémonos como lo hacian los celtas en su tiempo, si ellos se ponían pieles encima para cazar sin ser descubiertos nosotros nos ajenciamos cicatrices falsas y sangre de sabor dulce para meter miedo en el cuerpo de los demás (más de uno se disfraza buscando "meter" otras cosas). Recordemos con las copas en alto y los mitos fantasmagóricos que nuestros corazones aún palpitan generando la música, el tum-tum, que es la llamada para los vampiros.

Hallowen en nuestras vidas y los niños con bolsas vacías llenas de ilusión, que si me das un caramelo (trato) o te doy una sorpresa (truco). No entiendo costumbres que no son mías, esa me queda lejos, quizá cuando tenga hijos para ellos el miedo sea un disfraz de El Fary... terror hispano.

Yo prefiero pensar en Jacko, hagiografía de lo que debe ser el temblor capital por el devenir de nuestro tiempo. Muerte en vida. Ser mucho antes y ahora no ser nada.

Que grande aquel día en el que este vídeo era la cultura del miedo... y yo me escondía detrás del sofá y debajo de mis párpados.