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domingo, agosto 06, 2006 

Empatizar es vencer de otra manera...

Parto de una base, no me gusta la Fórmula 1, no me gustan los coches y no me resulta divertido ver como corren, como se queman los neumáticos mientras unos hombrecillos con trajes ignífugos se encargan una y otra vez de ser más rápidos que los de al lado en cambiar el resultado de tanta quemazón de caucho y derivados.

Ahora, como incongruente en potencia, varío mi discurso y enuncio que hoy vi cual loqueras de las cuatro ruedas el Gran Premio de Hungría de F-1. ¿Por qué?.

Ni idea.

Bueno, un poco de idea sí que tengo, hoy corría Pedro Martínez de la Rosa, un tipo alto y fino como un palo que cimbrea al viento que en los últimos tiempos ha sido el probador de McClaren y el comentarista de las carreras en Telecinco. Un señor que despacito se ha ido haciendo un hueco en el corazoncín de los telespectadores y de sus compañeros, el típico currante que poco a poco, desde muy abajo, con tesón y trabajo y todo lo demás ha logrado tener entre sus manos un volante en condiciones (con ayuda de Montoya, que se retiró en plan chulito piscinas cuando descubrió que no iba a comerse un colín).

El caso es que este joven de 35 tacos hoy quedó segundo y en su rostro se dibujaba el no saber cómo reaccionar ni de que manera celebrar algo que él no pensaba lograr a estas alturas de su vida profesional. Un punto de "entrañabilidad" bañaba sus gestos y su manera de sujetar el feo trofeo del que se ha hecho acreedor...

Empatía pura en la pantalla, la victoria del que no lo espera, la victoria del vecino de al lado que se retira para dejar pasar al grande y fuerte siendo él también casi tan grande y fuerte como el que deja pasar. El típico chico humilde con cara de bueno que trabaja en silencio y no critica ni envidia el éxito de otro (es difícil no envidiar a Alonso).

Por eso hoy ví la carrera, porque su segundo lugar es pensar en una playa de arenas blancas y un mar azul clarito lleno de sueños que para él empiezan a cumplirse.

Porque De la Rosa me cae bien y encima sonríe mientras sus ojos, sus brazos y su cuerpo no saben que posición se ha de tener para ilustrar la victoria del que tiene un anhelo y lo consigue despacio.

Es bello descubrir que vencer no es sólo terminar el primero.


Día del Orgullo Friki 2007
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