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domingo, julio 23, 2006 

Cine, comentario: El Tigre y La Nieve, Roberto Benigni.

Dar el paso para ver esta película es complejo, uno se mete la mano en el bolsillo para pagar la entrada y no deja de pensar que "La vida es Bella"... "deja-vú" por todas partes.

Pero pagas y te sientas en la sala de cine intentando no recordar que pasó antes ni por qué al final has decidido pasar un rato ante la pantalla pintando la vida de color de rosa. En esta ocasión la "guerra" de Irak (¿por qué leñes la definimos de esta forma todavía?, ¿acaso es suya la guerra?, ¿la iniciaron ellos?) sirve de fondo dramático para que el autor italiano dibuje una comedia de mensaje directo y simple : el amor mueve el mundo.

Y vaya que si lo mueve...

El Director.

Máximo responsable cretivo de la película Roberto Benigni es consciente de lo que se trae entre manos, él no es especialmente hábil con la cámara, en ningún caso la sitúa de forma brillante, no aporta desplazamiento ni ejecuta traslaciones con los planos, la movilidad se debe mostrar en los personajes. Él deja su punto de vista estático, en una esquina, al final de una escalera, y los actores deben hacer el resto. Deben aportar lo que no tiene la imagen, dinamismo.

Para ello se "utiliza" a si mismo, aplica sus gestos, sus planos cortos, sus constantes cambios de ritmo interpretativo para aportar dinamismo. Roma, Bagdad, el circo, la carretera... conforman un verdadero teatro en el que la palabra y los gestos deben implicar vitalidad, razón de ser de la película. Él sabe que no debe ir más allá, no necesita innovar ni ejecutar complicados planos para que su cine, el mensaje que quiere transmitir con el mismo, sea efectivo y cumpla con su cometido. No necesita la excelencia para contar la historia que quiere.

Como director Roberto cumple, no se le puede exigir mucho más porque él es consciente de que no lo requiere... aún así destaco dos escenas:
  • El sueño repetitivo que tiene Attilio (el personaje de Benigni): gran planteamiento visual, la música es perfecta y la luna bajo el arco de mediopunto son dignos del mejor de los sueños de Fellini.
  • El Cielo de Bagdad, la mejilla del mundo. Estrellas y misiles varios en una danza preciosa.
La Historia.

Amor. Esa es la clave. Es encomiable la capacidad de Benigni para crear amor de cualquier parte, para encontra la sonrisa en los labios de cualquier persona y en cualquier circustancia. Cierto que repite fórmula, el peligro de una posible muerte se enfrenta al sentimiento más grande que todo lo ciega, que todo lo hace insignificante... pero ahí esta Roberto, con mil millones de gestos, rebuscando entre la tristeza para encontrar la esperanza en forma de cielo estrellado o caja de medicinas en tiempos de guerra.

Guión certero con diaólogos y monólogos magníficos (enorme la clase en la facultad, grandioso como describe el mundo Attilio sino está en él su amada al viejo sabio irakí), con situaciones oníricas y escenas sin palabras que muestran con gestos el humor, el miedo o la rabia del que ve que no queda lugar para la esperanza más allá de nosotros mismos.

Genera envidia comprobar la vitalidad de este hombre, de sus trabajos, envidia oír la profundidad de sus razonamientos y la simplicidad con que los plantea.

Actores.
  • Roberto Benigni (Attilio) : en mi opinión no actúa, se comporta tal y como es. Excesivo en gestos (puede llegar a agotar) y en palabras (certeras muchas como flechas). Una actuación más comedida habría aportado más textura al personaje, mostrar mayor desesperación en forma de silencios, lágrimas quizá, indicar de algún modo que en ocasiones los sentimientos del personaje flaquean, que él también duda.
  • Nicoletta Braschi (Vittoria): contrapunto de Attilio, escepticismo y ojos vidriosos. Durante gran parte de la película (no sigas leyendo sino la has visto) es la "bella durmiente" siendo el apoyo estático de un inquieto Attilio.
  • Jean Reno (Fuad) : sereno. Desarrolla un papel difícil, cordura en tiempos de locura. Su tristeza es la tristeza del que no entiende qué ocurre.

En definitiva...

Película recomendable ya que una película sobre amor en tiempos de guerra realizada con maestría es siempre un pequeño regalo, película que uno puede ver con la sensación de que la vida es un cuento en el que no importa lo que pase sino cómo se cuenta lo que ocurre.

Buen trabajo de Roberto Benigni.

Lo mejor: la capacidad del director/actor/guionista/productor para crear sonrisas desde la tristeza.

A mejorar: debe comenzar a plantearse un cambio de fórmula, existe el riesgo de resultar pesado ante la repetición de una misma ecuación una vez más.

¿La Recomiendo para verla en el cine? : no hace falta ni el mejor sonido ni la pantalla más grande para verla... ahora bien, recomiendo a todos aquellos que estén en fase de "tortoleo" que inviten a su amada al cine. No se equivocaran.


Día del Orgullo Friki 2007
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