El Xilófono

¿Cuantos significados distintos puede tener una palabra?

¿Cuantas palabras diferentes pueden formar un mismo número de letras?

Seguro que todos pensareis que depende... así pues que dependa.

El abecedario es capaz de dar sorpresas y hacer que un programa de TV de lo más sesudo se convierta en soez y falto de recursos no sexuales.

Las palabras, las letras que las componen, son entonces como los segundos y el tiempo, su resultado. Con los mismos elementos pueden pasar muchas cosas diferentes.

Y en ocasiones estas cosas pueden resultar hasta divertidas.

... escribir permite convertir el presente en pasado imborrable. Cada tecleo es una letra sobre pantalla blanca que quedará ahí hasta el fin de los días (el fin de la "weberia" mundial), por otro lado el tiempo pasa y no deja en nosotros más que el rezumar de lo que una vez fuimos, de lo que una vez fué con nosotros.

En esa situación crear vínculos con el pasado es tender puentes hacia lo que echamos de menos, generalmente lo bueno nos parece mejor y lo malo nos permite "tirar" de experiencia, en plan "no tropezaré de nuevo con la misma piedra".

Así dichos elementos de unión con el niño/niña que dejamos atrás al reaparecer ante nuestros ojos transforman el verbo añorar en un recurso "transitivo" y necesario que nos hace encontrar de nuevo aquella sensación curiosa que por primera vez tuvimos, descubrimos, y que ahora nos hace más viejos y por tanto más sabios.

Yo hoy voy a prestar un recuerdo, uno de mis cosquilleos mentales queda libre para todo el que desee disfrutarlo... este baile es una tarde de lluvia, una historia increible y un montón de sonrisas.

Ser un pirata en la "Isla del Mono" es un puente tranquilo hacia el niño que aún llevo dentro...

Fiesta nacional... celebremos el recuerdo de los que se fueron con disfraces varios y fiestas ambientadas con ruido de cadenas que se arrastran y aliño de gritos terroríficos en lata.

Disfracémonos como lo hacian los celtas en su tiempo, si ellos se ponían pieles encima para cazar sin ser descubiertos nosotros nos ajenciamos cicatrices falsas y sangre de sabor dulce para meter miedo en el cuerpo de los demás (más de uno se disfraza buscando "meter" otras cosas). Recordemos con las copas en alto y los mitos fantasmagóricos que nuestros corazones aún palpitan generando la música, el tum-tum, que es la llamada para los vampiros.

Hallowen en nuestras vidas y los niños con bolsas vacías llenas de ilusión, que si me das un caramelo (trato) o te doy una sorpresa (truco). No entiendo costumbres que no son mías, esa me queda lejos, quizá cuando tenga hijos para ellos el miedo sea un disfraz de El Fary... terror hispano.

Yo prefiero pensar en Jacko, hagiografía de lo que debe ser el temblor capital por el devenir de nuestro tiempo. Muerte en vida. Ser mucho antes y ahora no ser nada.

Que grande aquel día en el que este vídeo era la cultura del miedo... y yo me escondía detrás del sofá y debajo de mis párpados.